Han pasado setenta años de "fin" de la guerra, que iniciaron los militares, oligarcas y jerarquías católicas contra la democracia y las libertades que representaban la II República. Fue la “victoria” de la injusticia, del horror, de la venganza, del crimen, de la explotación generalizada de todo un pueblo y que mandó a las cavernas a la totalidad de las mujeres. Las cárceles estaban repletas, al igual que los campos de concentración y de exterminio, eran el hambre y el frio, los fusilamientos, ahorcamientos y el garrote vil las fórmulas para doblegar al pueblo español, para arrinconar y exterminar de la faz de España la
palabra libertad, república y comunismo.
No es posible olvidar tanta ignominia sin que se reparen minimamente a las víctimas, a sus familias y a la democracia de ello. No es posible "pasar página" sin la nulidad de los juicios franquistas, sin que se conozca toda la verdad de sus vejaciones, torturas y asesinatos contra el pueblo español, sin que se señale y condene a tantos criminales y genocidas. No es posible tolerar el silencio mientras halla un solo republicano “desaparecido” enterrado en una fosa o en una cuneta.
Por ello la llamada “Ley de Memoria Histórica” aprobada en la pasada legislatura por las Cortes es tan insuficiente, siendo el colmo del cinismo y la hipocresía el escaso desarrollo de la Ley realizado trascurrido un año de su aprobación y la reciente votación en el senado del Gobierno, junto a la derecha, para evitar que la búsqueda y exhumación de las miles fosas que pululan por nuestra patria sea de oficio por las administraciones del Estado.
En Málaga sabemos de estas políticas de exterminio franquistas, la fosa del cementerio S. Rafael expone hoy a la luz pública la envergadura del crimen, la de más de cuatro mil víctimas malagueñas en enterradas, cubiertas de cal viva, en fosas sin un nombre y que la Asociación Contra el Silencio y el Olvido de Málaga a conseguido ir exhumando, sorteando un sin fin de dificultades. La de numerosas calles que aún mantienen los nombres de los asesinos y sus colaboradores, ... Los comunistas de Málaga no pueden olvidar a sus camaradas asesinados, como el que fuera su Secretario político, Rodrigo Lara Vallejo; o su primer diputado, Cayetano Bolívar Escribano; o su sindicalista y fundador, Pepe Gallardo, y un sin fin de dirigentes y militantes comunistas que pasaron por los pelotones de ejecución franquistas y que su memoria revolucionaria está aún viva en nuestro partido, su PCE.
No es posible olvidar tanta ignominia sin que se reparen minimamente a las víctimas, a sus familias y a la democracia de ello. No es posible "pasar página" sin la nulidad de los juicios franquistas, sin que se conozca toda la verdad de sus vejaciones, torturas y asesinatos contra el pueblo español, sin que se señale y condene a tantos criminales y genocidas. No es posible tolerar el silencio mientras halla un solo republicano “desaparecido” enterrado en una fosa o en una cuneta.
Por ello la llamada “Ley de Memoria Histórica” aprobada en la pasada legislatura por las Cortes es tan insuficiente, siendo el colmo del cinismo y la hipocresía el escaso desarrollo de la Ley realizado trascurrido un año de su aprobación y la reciente votación en el senado del Gobierno, junto a la derecha, para evitar que la búsqueda y exhumación de las miles fosas que pululan por nuestra patria sea de oficio por las administraciones del Estado.
En Málaga sabemos de estas políticas de exterminio franquistas, la fosa del cementerio S. Rafael expone hoy a la luz pública la envergadura del crimen, la de más de cuatro mil víctimas malagueñas en enterradas, cubiertas de cal viva, en fosas sin un nombre y que la Asociación Contra el Silencio y el Olvido de Málaga a conseguido ir exhumando, sorteando un sin fin de dificultades. La de numerosas calles que aún mantienen los nombres de los asesinos y sus colaboradores, ... Los comunistas de Málaga no pueden olvidar a sus camaradas asesinados, como el que fuera su Secretario político, Rodrigo Lara Vallejo; o su primer diputado, Cayetano Bolívar Escribano; o su sindicalista y fundador, Pepe Gallardo, y un sin fin de dirigentes y militantes comunistas que pasaron por los pelotones de ejecución franquistas y que su memoria revolucionaria está aún viva en nuestro partido, su PCE.
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