"POR QUÉ ME HE ADHERIDO AL PARTIDO COMUNISTA
"Entrevista a Picasso" por Paul Galliard para la revista americana «New Masses».
L'Humanitè, Órgano Central del Partido Comunista de Francia, nº 64, París, 29-30 de octubre de 1944.
Hace diez días, L’Humanité recibía de Nueva York el siguiente cablegrama:
«PETICIÓN ENTREVISTAR PARA NOSOTROS PICASSO SOBRE ADHESIÓN AL PARTIDO COMUNISTA. EXPEDIR POR CABLE NEW MASSES».
De este modo, uno de los grandes semanarios de Estados Unidos no duda en preguntarnos, por cable, acerca de los motivos de la adhesión de Picasso a nuestro partido, seguro del interés que suscitarán estas declaraciones entre todos los artistas y los hombres de progreso americanos. ¿Se atreverá alguien a afirmar después de esto que la exposición Picasso en el Salón de Otoño daña el prestigio de
Francia?
Fuimos pues al encuentro de nuestro gran camarada en su taller y he aquí la declaración que nos hizo para New Masses. Nosotros podemos publicarla hoy, toda América la conoce ya:
«Yo preferiría responderles con un cuadro», nos dice él: «no soy escritor, pero puesto que no es fácil enviar mis colores por cable, trataré de explicárselo…
Mi adhesión al Partido Comunista es la consecuencia lógica de toda mi vida, de toda mi obra. Y es que nunca, y estoy orgulloso de decirlo, he considerado la pintura como un arte de simple satisfacción, de distracción: he querido, a través del dibujo y del color, porque ésas eran mis armas, penetrar siempre más allá en el conocimiento del mundo y de los hombres, a fin de que este conocimiento nos libere a todos cada día más; he intentado decir, a mi manera, lo que yo consideraba más cierto, más justo, lo mejor, y esto era siempre, naturalmente, lo más bello, los más grandes artistas lo saben bien.
Sí, tengo conciencia de haber luchado siempre a través de mi pintura, como un verdadero revolucionario. Pero ahora he comprendido que esto no basta; estos años de represión terrible me han demostrado que debo combatir no solamente con mi arte, sino con todo mi ser…
Y así, me he acercado al Partido Comunista sin dudar un instante, pues, en el fondo, he estado con él desde siempre. Aragón, Éluard, Cassou, Fougeron, todos mis amigos lo saben bien; si no me he adherido oficialmente antes ha sido por algo parecido al “candor”, porque yo creía que mi obra, mi adhesión de corazón eran suficientes, pero ya entonces era mi partido. ¿No es este el que más trabaja a favor de conocer y construir el mundo, de hacer a los hombres de hoy y de mañana más lúcidos, más libres, más felices? ¿No son los comunistas quienes han mostrado mayor coraje tanto en Francia como en la URSS, o en mi España? ¿Cómo habría podido dudar? ¿Miedo a comprometerme? ¡Si, al contrario, nunca me he sentido más libre, más completo! Y además, tenía tanta urgencia por reencontrar una patria: siempre he sido un exiliado, ya no lo soy más: a la espera de que España pueda por fin acogerme, el Partido Comunista Francés me ha abierto los brazos, y allí he encontrado a cuantos más estimo, los más grandes sabios, los más grandes poetas, y todos esos rostros de insurgentes parisinos, tan bellos, que vi durante las jornadas de agosto, ¡estoy de nuevo entre mis hermanos!»
Será fácil percibir, bajo sus bellas palabras, la simplicidad y la emoción con las que Picasso nos habló.
Ciertamente, como comunistas no pretendemos tomar partido por una u otra escuela de poetas o pintores; la admiración que muchos entre nosotros experimentan ante los lienzos de Picasso, donde tras el asombro inicial descubren tantas bellezas nuevas, no compromete más que a su gusto. Pero estamos muy orgullosos de contar entre nuestras filas, al lado de Langevin y Joliot-Curie, de Aragon y Éluard, con un hombre cuyo genio reconocen los más grandes pintores del mundo: al servicio del prestigio intelectual y artístico de Francia, como en cualquier otro terreno, los comunistas son los primeros.
"Entrevista a Picasso" por Paul Galliard para la revista americana «New Masses».
L'Humanitè, Órgano Central del Partido Comunista de Francia, nº 64, París, 29-30 de octubre de 1944.
Hace diez días, L’Humanité recibía de Nueva York el siguiente cablegrama:
«PETICIÓN ENTREVISTAR PARA NOSOTROS PICASSO SOBRE ADHESIÓN AL PARTIDO COMUNISTA. EXPEDIR POR CABLE NEW MASSES».
De este modo, uno de los grandes semanarios de Estados Unidos no duda en preguntarnos, por cable, acerca de los motivos de la adhesión de Picasso a nuestro partido, seguro del interés que suscitarán estas declaraciones entre todos los artistas y los hombres de progreso americanos. ¿Se atreverá alguien a afirmar después de esto que la exposición Picasso en el Salón de Otoño daña el prestigio de
Francia?
Fuimos pues al encuentro de nuestro gran camarada en su taller y he aquí la declaración que nos hizo para New Masses. Nosotros podemos publicarla hoy, toda América la conoce ya:
«Yo preferiría responderles con un cuadro», nos dice él: «no soy escritor, pero puesto que no es fácil enviar mis colores por cable, trataré de explicárselo…
Mi adhesión al Partido Comunista es la consecuencia lógica de toda mi vida, de toda mi obra. Y es que nunca, y estoy orgulloso de decirlo, he considerado la pintura como un arte de simple satisfacción, de distracción: he querido, a través del dibujo y del color, porque ésas eran mis armas, penetrar siempre más allá en el conocimiento del mundo y de los hombres, a fin de que este conocimiento nos libere a todos cada día más; he intentado decir, a mi manera, lo que yo consideraba más cierto, más justo, lo mejor, y esto era siempre, naturalmente, lo más bello, los más grandes artistas lo saben bien.
Sí, tengo conciencia de haber luchado siempre a través de mi pintura, como un verdadero revolucionario. Pero ahora he comprendido que esto no basta; estos años de represión terrible me han demostrado que debo combatir no solamente con mi arte, sino con todo mi ser…
Y así, me he acercado al Partido Comunista sin dudar un instante, pues, en el fondo, he estado con él desde siempre. Aragón, Éluard, Cassou, Fougeron, todos mis amigos lo saben bien; si no me he adherido oficialmente antes ha sido por algo parecido al “candor”, porque yo creía que mi obra, mi adhesión de corazón eran suficientes, pero ya entonces era mi partido. ¿No es este el que más trabaja a favor de conocer y construir el mundo, de hacer a los hombres de hoy y de mañana más lúcidos, más libres, más felices? ¿No son los comunistas quienes han mostrado mayor coraje tanto en Francia como en la URSS, o en mi España? ¿Cómo habría podido dudar? ¿Miedo a comprometerme? ¡Si, al contrario, nunca me he sentido más libre, más completo! Y además, tenía tanta urgencia por reencontrar una patria: siempre he sido un exiliado, ya no lo soy más: a la espera de que España pueda por fin acogerme, el Partido Comunista Francés me ha abierto los brazos, y allí he encontrado a cuantos más estimo, los más grandes sabios, los más grandes poetas, y todos esos rostros de insurgentes parisinos, tan bellos, que vi durante las jornadas de agosto, ¡estoy de nuevo entre mis hermanos!»
Será fácil percibir, bajo sus bellas palabras, la simplicidad y la emoción con las que Picasso nos habló.
Ciertamente, como comunistas no pretendemos tomar partido por una u otra escuela de poetas o pintores; la admiración que muchos entre nosotros experimentan ante los lienzos de Picasso, donde tras el asombro inicial descubren tantas bellezas nuevas, no compromete más que a su gusto. Pero estamos muy orgullosos de contar entre nuestras filas, al lado de Langevin y Joliot-Curie, de Aragon y Éluard, con un hombre cuyo genio reconocen los más grandes pintores del mundo: al servicio del prestigio intelectual y artístico de Francia, como en cualquier otro terreno, los comunistas son los primeros.
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