viernes, 13 de noviembre de 2009

Homenaje XX Aniversario de la Muerte de Dolores Ibarruri

12 de noviembre, el Partido Comunista de España conmemora el vigésimo aniversario de la muerte de su dirigente más querida, Dolores Ibarruri, "La Pasionaria", y ha realizado un sencillo y emotivo acto en el Cementerio Civil de Madrid.

Dicho acto que encabezó el recién elegido secretario general del PCE, José Luís Centella, en su primer acto oficial tras el XVIII Congreso, se inició a las 11:30 de la mañana ante la tumba de la histórica dirigente comunista, adornada por la bandera roja y las flores que depositaron los asistentes, y a los pies de la sepultura había una bandera republicana y la enseña de los brigadistas daneses que defendieron la República Española frente al fascismo.

José Luís Centella proclamó sentirse "orgulloso" de que este acto hubiera sido su primer acto oficial al frente del PCE que, según ha dicho, ha demostrado en su Congreso que "está vivo" y que sus ideas tienen futuro y son "más fuertes". Estuvo acompañado del Secretario general del partido en Madrid, Juan Ramón Sanz y de la Secretaria de la Mujer, Maite Mola, Javier Madrazo y Concha Carretero, militante de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), que compartió prisión con las llamadas "Trece Rosas", entre otros.
Con el lema "20 años sin Pasionaria", el PCE, su Partido, mantiene vivo el recuerdo de su insigne dirigente y a través de un cartel en el que se percibe su rostro difuminado de fondo, sobre el que se superpone un dibujo de trazo sencillo de un clavel rojo y, con los colores de la bandera republicana las palabras "una flor del siglo XXI".

Dolores Ibarruri falleció el 12 de noviembre de y a sus casi 94 años era un referente para los comunistas españoles y del mundo entero, tras haber sido secretaria general y Presidenta del PCE, diputada durante la Segunda República y en las primeras Cortes Españolas en 1977. Defendió sus ideas revolucionarias desde el exilio, que la mantuvo casi cuarenta años fuera de su España y hasta el mismo día de su muerte no abandonó la calidez y ternura que la caracterizaba, ni tampoco su espíritu indomable ante las injusticias que ejemplifica el significado del ser comunista.

José Luís Centella, ha reiterado, como hizo ante el Congreso que lo eligió, que los comunistas "no van a pedir perdón" porque no tienen nada de lo que se tengan que "avergonzar". Y aseveró que "Mientras haya un partido comunista vivo, hay posibilidad de construir el socialismo".

Sin embargo, ha advertido, que los que sí deben hacerlo son los que "masacraron" al pueblo español "manteniendo" durante casi cuarenta años la dictadura de Franco, "se enriquecieron en el Franquismo y siguen enriqueciéndose" y los que han tenido al pueblo "en la miseria".
Centella dijo: "Vengo a la tumba de Dolores Ibarruri a preguntarla que si ella tiene que pedir perdón de haber dedicado su vida a defender la libertad, a luchar por los trabajadores, a enfrentarse al fascismo, y por haber defendido el ideal más bonito que una persona puede dedicar en vida", apuntó para subrayar que la Pasionaria enseñó "coherencia, ternura y cariño sin preguntar quién era sino sólo si era del pueblo".
Centella denunció a quienes pretenden "reescribir la Historia", y ha dicho que no les van a "arrebatar la memoria" ni a conseguir que los que fueron "víctimas" sean señalados como "los verdugos".
El Secretario General del PCE ha afirmado que la crisis económica ha demostrado "la miseria del capitalismo" frente al que "sólo hay un alternativa: el socialismo y el comunismo". Y ha asegurado que “ La Pasionaria”, Dolores Ibarruri, "sigue viva" y siendo militante del PCE en la medida en que sus enseñanzas son la historia de este Partido y ha rendido homenaje a todos los que, como Pasionaria, "dieron su vida por la democracia" y el Socialismo.

El homenaje ha terminado con vivas a la Pasionaria, gritos de "No pasarán" y el canto de La Internacional.

PASIONARIA
Miguel Hernández

Moriré como el pájaro: cantando,

penetrado de pluma y entereza,

sobre la duradera claridad de las cosas.

Cantando ha de cogerme el hoyo blando,

tendida el alma, vuelta la cabeza

hacia las hermosuras más hermosas.


Una mujer que es una estepa sola

habitada de aceros y criaturas,

sube de espuma y atraviesa de ola

por este municipio de hermosuras.


Dan ganas de besar los pies y la sonrisa

a esta herida española,

y aquel gesto que lleva de nación enlutada,

y aquella tierra que de pronto pisa

como si contuviera la tierra en la pisada.
Fuego la enciende, fuego la alimenta:

fuego que crece, quema y apasiona

desde el almendro en flor de su osamenta.

A sus pies, la ceniza más helada se encona.


Vasca de generosos yacimientos:

encina, piedra, vida, hierba noble,

naciste para dar dirección a los vientos,

naciste para ser esposa de algún roble.


Sólo los montes pueden sostenerte

grabada estás en tronco sensitivo,

esculpida en el sol de los viñedos.

El minero descubre por oírte y por verte

las sordas galerías del mineral cautivo,


y a través de la tierra les lleva hasta tus dedos.


Tus dedos y tus uñas fulgen como carbones,

amenazando fuego hasta a los astros

porque en mitad de la palabra pones

una sangre que deja fósforo entre sus rastros.


Claman tus brazos que hacen hasta espuma

al chocar contra el viento:

se desbordan tu pecho y tus arterias

porque tanta maleza se consuma,

porque tanto tormento,

porque tantas miserias.


Los herreros te cantan al son de la herrería,

Pasionaria el pastor escribe en la cayada

y el pescador a besos te dibuja en las velas.


Oscuro el mediodía,

la mujer redimida y agrandada,

naufragadas y heridas las gacelas

se reconocen al fulgor que envía

tu voz incandescente, manantial de candelas.


Quemando con el fuego de la cal abrasada,

hablando con la boca de los pozos mineros,

mujer, España, madre en infinito,

eres capaz de producir luceros,

eres capaz de arder de un solo grito.

Pierden maldad y sombra tigres y carceleros.


Por tu voz habla España la de las cordilleras,

la de los brazos pobres y explotados,

crecen los héroes llenos de palmeras

y mueren saludándote pilotos y soldados.


Oyéndose batir como cubierta

de meridianos, yunques y cigarras,

el varón español sale a su puerta

a sufrir recorriendo llanuras de guitarras.


Ardiendo quedarás enardecida

sobre el arco nublado del olvido,

sobre el tiempo que teme sobrepasar tu vida

y toca como un ciego, bajo un puente

de ceño envejecido,

un violín lastimado e impotente.


Tu cincelada fuerza lucirá eternamente,

fogosamente plena de destellos.

Y aquel que de la cárcel fue mordido

terminará su llanto en tus cabellos.


Viento del pueblo. Poesía en la guerra, Valencia, Socorro Rojo Internacional, 1937.

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